Mientras exploraba en mi muro de Facebook vi esta brutal
imagen que he sentido la necesidad de compartir con vosotros. Lo que se supone
que es una romería con culto a la Virgen donde miles de ciudadanos participan
se convierte en una auténtica masacre.
Pasa todos los años,
unas veces con cifras más abultadas, otras con menos, pero todos los años,
cuando la virgen está de vuelta en la ermita y los rocieros emprenden el camino
de vuelta con el sol de frente, en la aldea no solo quedan las basuras de la
fiesta: también quedan los cadáveres de caballos muertos. Las cifras hablan por
si solas: 25 caballos muertos en 2008, 23 en 2009, 11 en 2012...
Las justificaciones de estos inhumanos especímenes en el
programa "Andalucía Directo" en 2008 no tienen desperdicio: "Es
que si se les da agua al salir, sudan, y se pueden resfriar". Sin
palabras. Unos de agotamiento por largas caminatas sin descanso, otros de sed,
pero en el fondo todos por la misma razón: por la inexistencia de una ley que
obligue tratar a los animales como los seres vivos que son y no como objetos
que se puedan usar hasta que se rompan.
Es vergonzoso que
esta sea una de las tradiciones más conocidas de Andalucía y esté construida
sobre la tortura y maltrato animal. Rabia de que los mismos que le rezan a un
ser superior y bondadoso agoten hasta a la muerte a los seres de, según ellos,
su creación. Ira, mucha ira contra quienes ven esto año tras año y no se les
revuelven las tripas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario